El artista vivió una relación apasionada al grado de llegar a una obsesión con la única mujer que amó en su vida.

Salvador Dalí fue uno de los artistas más extravagantes de todos los tiempos, las personas que lo conocieron, sabían que era alguien raro, pero sin duda “un genio”. Su personalidad ansiosa, así como los múltiples episodios de paranoia que sufría, lo llevaron a tener varias fobias.

Durante su juventud, tuvo preferencia por los hombres, aunque nunca lo aceptó. A principios de la década de 1920, se enamoró de Federico García Lorca, con quien no llegó consumar nada, debido a que una de las principales obsesiones de Dalí, eran las consecuencias que podían traer las Enfermedades de Transmisión Sexual.

“Mi padre dejó un libro de medicina en el que había fotografías en las que se podían apreciar las consecuencias terribles de las venéreas. Me quedé aterrorizado”, confesó el pintor en una entrevista para Playboy.

El investigador irlandés Ian Gibson retomó las cartas que ambos artistas se mandaron en donde se confesaban el gran amor que se tenían, así como ciertos deseos que jamás llevaron a cabo.

Después de este apasionado romance llegó a la vida del pintor surrealista, Gala, la que sería la mujer de su vida, con quien estuvo unido por más de 50 años, además su musa y la persona de quien se enamoró desde el primer momento.

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Fue en el verano de 1929 que la vida de ambos cambió para siempre. El artista conoció a Elena Ivánovna Diákonova, mejor conocida como Gala, gracias al esposo de esta, Paul Éluard, quien integró a Dalí en el círculo surrealista al que también pertenecían Marx Ernst y André Bretón.

Uno de los colegas más importantes para el pintor fue Luis Buñuel, quien en su libro de memorias describió lo incómodo que fue para él, la obsesión que Dalí tuvo desde el primer instante con Gala.

“De la noche a la mañana, Dalí ya no era el mismo”, cuenta en sus memorias. “Toda concordancia de ideas desapareció entre nosotros, hasta el extremo de que yo renuncié a trabajar con él en el guion de La edad de oro. No hablaba más que de Gala, repitiendo todo lo que decía ella. Una transformación total”.

Gala y Dalí comenzaron a frecuentarse, y pronto cometieron adulterio, ya que ella seguía casada, aunque no fue extraño para su esposo, ya que ambos frecuentaban a otras personas.

Salvador habló sobre la primera vez que se besó con la que sería su esposa por más de dos décadas, y aseguró que todos sus miedos sexuales se despejaron, ya que cuando la conoció, aún no había iniciado su vida sexual.

Besé sus labios que se entreabrieron. No había besado así, profundamente, e ignoraba que pudiera hacerse. De un solo impulso, todos mis parsifales eróticos despertaron bajo las sacudidas del deseo en mi carne durante tanto tiempo tiranizada”, describió.

La relación avanzó, pero a varias personas no les gustó, incluido el padre del artista, quien le reprochó que estuviera con una mujer casada, incluso se dejaron de hablar por esta hecho.

A quien no parecía molestarle era al propio esposo de Gala, quien les pagó una casa en Montmartre.

A finales del 34, la pareja se casó en el consulado de España en París. Paul se había divorciado y casado de nuevo con Nusch, famosa modelo de artistas, aunque se dice que nunca dejó de mostrar su devoción por Gala, escribirle cartas de amor y, acostarse con ella cuando ya estaba con Salvador.

Este matrimonio abierto nunca fue un problema. Gala tenía decenas de amantes cuando se le antojaba, y aseguran que Dalí también se relacionaba con otras mujeres, y hombres para cumplir sus fantasías.

Los problemas de celos llegaron cuando Gala se relacionó de manera amorosa con varios jóvenes a los que incluso les compraba casas y los llevaba de viaje a donde quisieran.

La vejez de Gala y Dalí

En los últimos años de la vida de Gala, esta se fue a vivir a un castillo que le regaló Dalí en Púbol. Ahí él la visitaba con frecuencia, pero la relación comenzó a tornarse violenta y vivieron varias peleas con golpes incluidos por parte de ambos.

Además Gala le suministraba metanfetaminas a Dalí, esto a escondidas, lo cual hizo que se volviera dependiente a las drogas.

El 10 de junio del 82, Gala murió en Portlligat, y para cumplir sus deseos la trasladaron al castillo de Púbol, donde fue enterrada.

Dalí se trasladó allí durante un tiempo y luego vivió en la llamada torre Galatea. Ahí pasó sus últimos años deprimido, viejo y solo, ya que la muerte de su compañera de vida lo dejó desolado con delirios y asilado del mundo.

Dalí murió el 23 de enero de 1989 y dejó todo su patrimonio al Gobierno Español.

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